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Vida Abundante Uruguay - Martes 22 de febrero 2022 

Una fe que trasciende

Por: Leticia Viera

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Me gustaría iniciar este devocional haciéndonos una pregunta: ¿cómo vivir por fe? 

 

En estos tiempos de tanta controversia, incoherencia y violencia. Tiempos de batallas personales. Tiempos donde socialmente somos empujados a diversas ideologías. Mirando el escenario de la humanidad, hoy más que nunca, necesitamos vivir por fe. Vivir una fe genuina, evidente, práctica, reveladora, que marque un estilo de vida coincidente con lo que creemos.  

 

Nuestra fe es probada diariamente y en ocasiones debilitada por las circunstancias. Esto no quiere decir que no tengamos fe, sino que, cuando ella es probada, ocasiona en nosotros una fe que nos perfecciona y nos hace íntegros. Desarrolla en nuestra vida un carácter que pueda evidenciar a Cristo  (Santiago 1:1-4).

 

Hoy, como en los tiempos de Habacuc, somos desafiados a mantener nuestra fe en su justicia, que es la que nos hace justos delante de Él. Esta misma fe es la que nos hace permanecer a pesar de la opresión que  podamos estar padeciendo.

 

Cuando miramos hacia su justicia podemos permanecer humildes, y así vivir una vida de fe. Por lo contrario, si mi fe esta puesta en mi sabiduría, mis creencias y en mis fuerzas, va a generar orgullo, y, así vivir como el mundo vive: separado de los propósitos de Dios.

 

Ese mismo orgullo es el que nos hace actuar de formas opuestas a la fe que decimos profesar. 

 

Es en nuestro diario vivir, en la mesa con nuestros hijos,  en el entorno laboral y en la vida cotidiana misma; donde debemos evidenciar su justicia. Ese es el plan de Dios: revelarse al mundo con nuestro estilo de vida a través de nosotros, sus hijos. 

 

Vivir por fe en estos tiempos es estar dispuestos a morir a nosotros mismos, a nuestros intereses, a nuestros pensamientos, incluso, a esas prácticas que nos han llevado a la misma religiosidad. Es un desafío diario andar  y vivir como Él vivió: “el que  afirma que permanece en él debe vivir como él vivió” (1 Juan 1:6).

 

Vivir una fe que trasciende es permanecer firmes a pesar de las pruebas y las circunstancias,  los momentos de calma y bonanza. Es no negar quienes somos y en quien creemos con nuestras acciones. Es revelar a Cristo mismo quien es la fiel  imagen del mismo Dios. Es darlo a conocer más allá de lo que estemos viviendo. Es mantener firme nuestra esperanza y decir: ¡¡nuestro redentor vive y vendrá por nosotros!!. Es mirarlo a Él en los momentos de incertidumbre y creer que todo es temporal y que ha prometido estar siempre. Es creer en su justicia y vivir por fe. Es confiar en su soberanía y poder. Es guardar silencio ante Él en Su presencia.

 

¡En cambio el Señor esta en su santo templo; ¡guarde toda la tierra silencio en su presencia! (Habacuc 2:20) 

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